
COVID-19, y si ¿damos con una aplicación beneficiosa como sucedió con el botox?
El ser humano está expuesto a ser infectado por diferentes patógenos que se encuentran en el ambiente y en los alimentos: alguno son pequeños como los microorganismos, virus y bacterias, y otros no tan pequeños como son los parásitos.
A lo largo de la historia estos patógenos han producido grandes plagas, epidemias, a la humanidad como la malaria, tifus, peste,… que tuvieron como consecuencia una una enorme tasa de mortalidad.
En este momento nos enfrentamos a la primera pandemia del siglo XXI que está haciendo estragos en el mundo entero por un nuevo virus, conocido como Covid-19.
El Covid-19 es un virus de la familia Coronaviridae, denominado SARS-CoV-2. A día de hoy hay dos realidades que preocupan notoriamente: la primera sería la orientada a la recuperación del paciente y la segunda sería la medida preventiva para que no tengamos este virus, es decir, todavía no tenemos medicamentos para tratar de forma precisa y concreta este virus y la segunda realidad es que tampoco se dispone de ninguna vacuna que sea específica contra este virus.
Esto nos hace tomar consciencia de lo que significa lo desconocido. Al ser un virus nuevo y que nunca antes se había identificado debemos investigar para saber cómo tratarlo, cómo prevenirlo y también averiguar si tiene algún tipo de secuela según pase el tiempo.
Al igual que se ha descubierto el Covid-19 como nuevo virus, en su momento descubrimos otros agentes patógenos que finalmente se han identificado nuevas y buenas aplicaciones del mismo.
Por eso hoy os quiero contar cuál fue el origen de la Toxina Botulínica.
El Clostridium Botulinum es un microorganismo patógeno de origen bacteriano. Este bacilo (Gram positivo), tiene forma de una espora y es lo que hoy en día se conoce como Toxina Botulínica. Se cree que dicha toxina es el veneno más potente conocido hasta el momento ya que una mínima cantidad puede llegar a provocar una parálisis respiratoria, produciendo la muerte.
Una bacteria que inicialmente y según la dosis podía llegar a provocar la muerte, gracias a los estudios de investigadores científicos, consiguieron descifrar el mecanismo de acción de la toxina que era una parálisis muscular, y basados en el conocimiento profundo de la misma, llegaron a identificar aplicaciones que ayudaban a mejorar a personas.
Gracias a ese mecanismo de acción de parálisis muscular, se puede aplicar a enfermedades neurológicas que conllevan una hipertonía muscular (contracción constante del músculo). Ejemplos donde es efectiva son miotonías musculares, espasmos laríngeos, migrañas secundarias a tensión muscular.
Estas serían algunas de las aplicaciones médicas de la toxina botulínica tipo A, pero existen otras, que surgieron precisamente de las secuelas que se vieron en pacientes a los que se les aplicaba la toxina botulínica, sobre todo en la zona facial, para las migrañas, y se observó que conforme se aplicaban las sesiones, además de mejor el paciente en sus migrañas, la zona tratada no presentaba arrugas, mientras que el resto del rostro, donde no había sido aplicada, sí que se apreciaba el paso del tiempo, observándose una diferencia importante entre una y otra zona, se identificó una nueva aplicación que es la estética.
En ESBELTIC MODEL, utilizamos la toxina botulínica tipo A, comúnmente conocida como Botox en los siguientes tratamientos:
- Minimizar arrugas: relajación muscular a través de su parálisis en el tercio superior de la cara: frente, entrecejo y patas de gallo. Conseguimos minimizar las arrugas de estas zonas, y durante el tiempo que el músculo esté paralizado (de media 4 meses), prevenimos que dicha arruga se haga más profunda.
- Hiperhidrosis. La sudoración excesiva también es mejorada por el mecanismo de acción de la toxina. La aplicamos en 3 regiones: axila, palma de la mano, y planta del pié.
- Bruxismo y Cara ancha resultado de la Hipertrofia del músculo masetero. El músculo masetero es un músculo facial ubicado en el tercio inferior de a cara, a nivel de ángulo mandibular. Su contracción en exceso, produce una cara más ancha, y también el bruxismo (chirriar de dientes), con los efectos secundarios de desgaste de carillas dentarias y dolor en región de mandíbula. Este último punto desarrollado en el anterior post de nuestro Blog.
Con esta entrada de blog mi objetivo es dar un rayo de esperanza en esta situación tan difícil en la que nos encontramos, y pensar que pronto se descubrirá una vacuna contra el Covid-19, además de medicamentos que conseguirán que los pacientes infectados se recuperen antes y produzcan menor número de contagios. Quien sabe, sí una vez bien estudiado el Covid-19, no se pueda sacar provecho, como se realizó con el Clostridium Botulinum, y se pueda aprovechar para algún tratamiento terapéutico en un futuro.
¡Sería una gran noticia que fuera así!
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Escrito por el Dr. Delgado Mora.
Nº Colegiado 28/51638.
Director Médico y Cirujano Plástico Esbeltic Model.
Más de 200 cirugías al año, superando en la actualidad la cifra de 3.000 intervenciones quirúrgicas.